CRONOLOGÍA

Testigos: Fernando de Bolaños y Antón González --escribanos de Sevilla--. Escribano público: Bartolomé Sánchez.

• Guillén Peraza e Inés de las Casas (Peraza), hermanos, declaran ser mayores de 14 años y menores de 25 (por tanto, menores de edad).
• Permutan toda su heredad y bienes sitos en Huévar del Aljarafe (Sevilla), heredados de su abuelo, Juan de las Casas, consistentes en:
  • Unas casas y bodega con tinajas para vino.
  • Dos molinos de aceite con sus tinajas.
  • Pertrechos y aparejo.
  • Huerta.
  • Horno de teja y ladrillo.
  • Tributos e ynçensos de gallinas.
  • Linderos: casas de Alfonso Salvador, casas de Gonzalo Alfonso, calle y camino del Rey.
  • Juan de las Casas había vendido 20 aranzadas de olivar a Ruy Fernández de Nadal (pertiguero de la Catedral) y a su esposa, y a Diego de Villalán, quienes se habían apropiado de una superficie mayor que los hermanos incluyeron como parte de los bienes permutados. 
  • En la permuta se incluyen las siguientes partes de olivares:
    • Olivar Tras la Huerta.
    • Olivar de Castañeda.
    • Olivar Las Ciento.
    • Olivar de Constanza Ferras.
    • Olivar el Cuadrejón.
    • Olivar Las Longueras.
    • Olivar Espinel González.
    • Olivar Tras la Iglesia.
    • Olivar Cañada del Deán.
    • Olivar Carrión.
    • Olivar Val de la Noria.
• La permuta se lleva a cabo por la parte o partes que Guillén de las Casas posee de las islas de Canaria.
• Los Peraza designan a Adrián de Benavente, vecino de Sevilla, para dar la posesión de los bienes de Huévar, y apoderan a Juan Álvarez, escudero de Fernán Peraza, y a Alfonso de Cabrera, vecino de Lanzarote, para tomar posesión del Señorío.
• Guillén de las Casas apodera a Juan Sánchez de Arteaga, vecino de Sevilla, y a Jehan D'Umpierre, vecino de Fuerteventura, para entregar el Señorío a los Peraza.

• Adrian de Benavente comparece a la hora nona en la iglesia de Santa María (actual Nuestra Señora de Guadalupe) estando reunido en ella el Concejo de Lanzarote, entregando su carta de poder y las cartas de Enrique IV conminando a los vecinos a recibir como señores a Inés Peraza y Diego de Herrera.
• Después de que Alfonso de Cabrera, como alcalde mayor, recibiera y acatase la orden, Benavente fue a las casas del Señorío y tomó posesión de las mismas, echando a Cabrera tal y como imponía el protocolo, ya que este era alcalde mayor en calidad de secuestrador.
• Luego fueron a la iglesia donde Cabrera y los vecinos juraron servir a los nuevos señores y sus descendientes, acudir a ellos con las rentas y frutos de la Isla, y acogerlos a ellos y a sus enviados.
• Benavente reasignó los cargos de alcalde mayor y alguacil, otorgándolos a Pedro de Aday y a Juan Calderón, respectivamente, pero conservando en su puesto de escribano a Juan Ruiz de Zumeta.
• Alfonso de Cabrera y los vecinos pidieron a Benavente que les diese los documentos de confirmación de sus derechos, firmados por los nuevos señores, lo que así se hizo.

• Al ser menor de edad el Rey (7 años), actúan en su nombre la reina madre Catalina de Lancaster y su tío paterno, el infante Fernando de Trastámara.
• El infante Fernando aparece ya como rey de Aragón y Rex Ferdinandus, aunque no sería elegido como tal hasta dos días después, en el Compromiso de Caspe.
• No se tiene constancia de que Béthencourt hiciera uso de este privilegio, ya que no regresó a Canarias.

• Alfonso de las Casas le pidió esta merced al Rey.
• Las islas concedidas eran las que permanecían insumisas al Señorío de las islas de Canaria.
• El Rey pidió a cambio a De las Casas el flete permanente de cuatro galeras gruesas en el Archipiélago, en caso de que la conquista tuviera éxito. El pago de las mismas (pan y maravedís) correría a cargo del Rey.

• Desembarca con 400 hombres atendiendo a la llamada de socorro de Beatriz de Bobadilla.
• Libera a la viuda de Fernán Peraza y a sus dos hijos pequeños, refugiados en la torre de San Sebastián.
• Convoca a toda la población a las exequias de Fernán Peraza bajo la amenaza de considerar culpables de la muerte de este a los ausentes.
• Detiene a los gomeros que asisten y, tras interrogarles, determina que los culpables pertenecen a los bandos de Ipalan y Mulagua.
• Se dirige a los altos de Garagona para conminar a los culpables a entregarse. Al no hacerlo, entra a saco en el área y detiene a varios, matando a otros.
• Ordena la ejecución de todos los varones mayores de 15 años pertenecientes a los bandos de Ipalan y Mulagua.
• De acuerdo con Beatriz de Bobadilla, toma y/o vende como esclavos a todos los menores de 15 años y a las mujeres. También constan oficialmente como vendidos algunos hombres mayores de esa edad, quizás pertenecientes a los otros dos bandos.
• Uno de los principales traficantes fue el mercader Juan Alonso de Cota.

Observación

• Se desconoce la fecha del desembarco, aunque podemos datarla entre el 20 de noviembre de 1488, data plausible del inicio de la rebelión, y marzo de 1489, mes en el que los Reyes Católicos emiten la orden oficial a Pedro de Vera para que interviniese contra los alzados. Con todo, se tiene testimonio público de que Vera recibió la petición de ayuda directamente de Bobadilla, lo que favorece estimar una fecha más próxima al levantamiento, aunque, por otro lado, la propia viuda declaró ante el Consejo Real que estuvo encerrada en la torre mucho tiempo, lo que acercaría la intervención de Vera al mes de marzo.

• El rey le comunica al gobernador Bernat Joan Salvà que ha sido informado de que la carabela Santa María de la Antigua había arribado a Ibiza, aproximadamente hacía un mes, con el patrón Cristóbal Garrido, vecino de Sevilla, y Juan Alonso Cota, facedor de Beatriz de Bobadilla, para vender 91 esclavos canarios ganados en la conquista de las Islas.
• Cota se quejó de que el gobernador, a petición de algunas personas de Ibiza movidas de cierta codicia, le había requisado la nave con toda su mercancía, alegando que los cautivos eran robados, cristianos y no de buena guerra, y que a pesar de sus reiteradas peticiones para mostrarle que los esclavos eran propiedad de Bobadilla y que se los devolviese junto con la carabela, Salvà no quiso hacerlo.
• El rey ordena a Salvà restituir sin dilación la nave y los esclavos, además de permitirle a Cota vender su mercancía libremente e indemnizarle las costas de la causa abierta por este caso.

Observación

• Es seguro que se trata de una parte de los gomeros deportados tras la rebelión de La Gomera de 1488.

• El Rey responde así a la carta del Concejo y vecinos de Lanzarote en la que le comunicaban que no habían entregado algunos de los derechos, en especial los cueros y sebo de la dehesa de Tagaciago producidos el año anterior, a Alfonso de Cabrera, en representación de Juan Íñiguez de Atabe, por pertenecerles a ellos y no al señorío de la Isla.
• Juan II muestra sorpresa porque los vecinos le habían asegurado en anterior ocasión que la Dehesa se la habían donado a Maciot de Béthencourt y, por tanto, sus productos también eran objeto de secuestro. Por tanto, ordena que se cumpla todo lo dispuesto en sus anteriores cartas referentes al secuestro de la Isla.

• Empieza la carta manifestando que Pedro de Vera había ido a La Gomera con mucha gente de caballo y de pie porque ciertos vecinos habían matado a Fernán Peraza, y detenido a todos los vecinos, y a sus mujeres e hijos, ejecutándolos a ellos y repartiendo a los demás entre él, Beatriz de Bobadilla y los capitanes de los navíos que estuvieron en la Isla. Y como los cautivos eran cristianos y no podían ser esclavizados ni vendidos, se acordó en el Consejo Real liberarlos y restituir a los compradores el importe de los mismos.
• Dice que Vera depositó 500.000 maravedís como fianza, que entregó al obispo de Segovia, Juan Arias Dávila.
• Ordenan a Francisco de Maldonado liberar a todos los gomeros que halle en Canarias y que averigüe, mediante juramento, las ganancias de los implicados, y que estos las restituyan a los compradores en plazo. En caso contrario, que embargue sus bienes y los lleve a subasta pública.
• Ordenan a Bobadilla entregar a Maldonado las cantidades que percibió por las ventas para remitirlas a los obispos de Málaga y Canaria.
• Pedro de Vera acusó a Francisco de Mercado, Juan Verde y Francisco de Espinosa de haber vendido 57 cabezas en su nombre y en el de otros escuderos de Gran Canaria, por importe de al menos 200.000 maravedís. Los Reyes ordenan a Maldonado recaudar esta cantidad de esas tres personas o, si no se la entregasen, embargar sus bienes y venderlos en subasta pública.
• Mandan también que Maldonado redacte un informe y se lo envíe.

• En el auditorio de la plaza de Cuéllar se presenta Gutierre de la Peña, procurador de Diego de Herrera, quien a la vez actúa en nombre de Inés Peraza, y pide al licenciado Pedro González de Taranco que dicte sentencia respecto del pleito que mantienen sus representados contra Maciot de Béthencourt.
• Taranco falla a favor de Inés Peraza puesto que Béthencourt no había respetado el derecho de tanteo de Guillén de las Casas sobre la venta de Lanzarote y además la había vendido a una persona –el infante dom Henrique de Portugal– que no era súbdita de la Corona de Castilla.
• El derecho de tanteo prescribía a los cien días de su notificación. En ese plazo, el precio de la Isla debía pactarse entre dos personas, cada una elegida por cada parte. Prescrito el derecho, Béthencourt podía disponer de la Isla salvo enajenarla o venderla a persona no sujeta al rey de Castilla.
• El juez condena a Béthencourt, en rebeldía y contumacia, a las costas del proceso así como a abonar las rentas devengadas desde que vendió la Isla a Henrique de Portugal, para lo cuál Taranco designaría a dos personas que evaluarían dicho importe.